Al regresar del jardín seguían diciendo
derechos de los niños y niñas y que antes no se les habían ocurrido: “derecho a elegir lo que quieres almorzar”
“derecho a hacerte tatuajes”…
Viendo que la cosa no estaba agotada y que la
motivación estaba en todo lo alto, he decidido continuar con este tema y, pese a
que nos hubiéramos tenido que ir a hacer educación física, actividad que les
apasiona, hemos puesto una musiquita de fondo y nos hemos tirado al suelo a
dibujar.
Genial lo de tenemos derecho a sonreir y tenemos derecho a llorar. Un abrazo querid@s duendes.
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